jueves, diciembre 01, 2011

Venezuela es el país donde más ha crecido la industria de blindaje de carros



Desde que un hombre armado trató de asaltar a su padre, el empresario venezolano Dumas Rojas insiste en movilizarse en vehículos blindados, con ventanas lo suficientemente fuertes como para resistir los disparos de una pistola Magnum 44.

Rojas, de 33 años, decidió que también le instalaran un blindaje del mismo nivel 3 en la camioneta que usa su esposa cuando sale con sus dos hijos pequeños. Ahora, dice, se siente seguro.

“Ahorita la seguridad personal, por lo menos para lo que a mí respecta, no tiene precio”, dijo. Es triste que sea necesario adoptar estas medidas hoy en día, pero “en cualquier zona uno está expuesto a que lo atraquen, lo roben o lo secuestren”, agregó.

En muchas partes de América Latina, desde Brasil hasta México, cada vez más ricos blindan sus vehículos como medida de precaución contra robos, secuestros y la violencia del narcotráfico.

Ya sea en Sao Paulo o en el norte de México, los ricos y la clase media-alta se sienten vulnerables. En algunos lugares están aumentando los secuestros. En otros, individuos armados irrumpen en edificios y roban todos los departamentos.

Los venezolanos hacen frente a una creciente ola de robos, secuestros y asesinatos, y la mayoría de los delitos no son resueltos ni se castiga a los culpables.

Los temores por la delincuencia y un aumento exponencial en los secuestros han convertido a Venezuela en uno de los mercados del blindaje de crecimiento más rápido en la región y los comercios reportan fuerte demanda para los trabajos de protección, que muchas veces suelen costar más de 20.000 dólares.

Los dueños de estos negocios dicen que muchos clientes han sobrevivido a secuestros o robos, o que tienen familiares o amigos cercanos que pasaron por esa experiencia. Las encuestas muestran sistemáticamente que la delincuencia es la máxima preocupación de la gente en Venezuela, que tiene una de las tasas de homicidios más alta del mundo, según un estudio a nivel mundial sobre homicidios difundido este año por Naciones Unidas.

Este temor se ha exacerbado por agresiones de alto perfil, como el secuestro del cátcher de los Nacionales de Washington Wilson Ramos. Comandos policiales lo rescataron a los dos días en un escondite en las montañas del estado de Carabobo.

En la tienda de Francisco Belisario en Cagua —un poblado con calles estrechas de la época colonial, a unos 70 kilómetros (45 millas) al suroeste de Caracas— zumban las herramientas eléctricas mientras trabajadores colombianos refuerzan camionetas con Kevlar, placas de acero y ventanas resistentes a las balas.

“Los pedidos de blindaje de vehículos han crecido un 100% anualmente”, dijo Belisario, quien estima que el número de negocios dedicados al blindaje en Venezuela ha crecido en los últimos cinco años, de menos de 10 a más de 40 hoy en día.

Hace casi tres años, Belisario abrió Blindacenter, el primer centro de blindaje en Cagua. En la actualidad su negocio está lleno de camionetas Jeep Cherokee, una Chevrolet Silverado, una Range Rover y un Mini Cooper. Además tiene una lista de espera.

La vecina Colombia ha sido pionera en la producción de vehículos blindados, debido a su prolongado conflicto interno y la violencia del narcotráfico. Sin embargo, según las estimaciones más recientes del sector, Venezuela supera ahora a su vecino en el número de vehículos blindados que se producen cada año.

AP Photo/Ariana Cubillos

Venezuela es el país latinoamericano con más crecimiento en la venta de ventanas a prueba de balas, dijo Horacio Zúñiga, director comercial del fabricante de vidrio Glassek, con sede en Bogotá. Dijo que en Venezuela se blindan unos 1.800 vehículos al año, en contraste con Colombia, donde estadísticas de los reguladores dicen que este año se han blindado alrededor de 1.400 autos.

El mercado colombiano para vehículos blindados nuevos también ha crecido en los últimos años, pero se está estabilizando, porque “las cifras se van aplanando y se va saturando el mercado; la gente que tiene capacidad para comprar vehículos blindados ya los compró”, dijo Luis Felipe Murgueitio, quien dirige la agencia gubernamental colombiana que regula el sector, la Superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada.

Sin embargo, el número de empresas colombianas que se dedican al blindaje de vehículos ha crecido, y los alquileres de estos vehículos también han aumentado, señaló Murgueitio. Las empresas colombianas tienen buena demanda como exportadoras y han embarcado vehículos a lugares como Afganistán, Irak y Centroamérica, agregó.

En Brasil, las ventas han aumentado constantemente, desde 3.045 vehículos en 2004 a 7.332 en 2010, según la Asociación Brasileña de Blindaje. Informó que alrededor del 85% de los clientes brasileños son ejecutivos motivados por “el miedo y los crecientes niveles de violencia urbana”.

Si bien las tasas de asesinatos y secuestros han disminuido en Sao Paulo, la policía dice que sigue habiendo muchos secuestros en los barrios ricos.

Jóvenes en motocicletas roban a la gente cuando hay congestionamientos de tráfico o en las luces rojas. Y también hay “secuestros relámpagos”, en lo que las víctimas son obligadas a sacar dinero de cajeros automáticos.

“Un vehículo blindado es un fuerte elemento disuasorio. La mayoría de los ladrones saben distinguir a los autos blindados y los dejan ir”, manifestó José Jacobson, presidente de Guarda Patrimonial, la firma de seguridad privada más grande de Brasil.

Se puede distinguir los autos blindados por sus ventanas gruesas con sus marcos oscuros. Hay quienes se preguntan por ello si no son más bien un factor delator que disuasorio. Pero una cosa es segura: paran las balas.

Esteban Papp, que vende materiales para esa industria en Venezuela, dijo que vio un Jeep que resistió al menos seis balazos en la ventana trasera y en una puerta. Nadie resultó herido y los ocupantes escaparon al ataque.

En México, el negocio ha aumentado desde 2007, junto con la violencia del narcotráfico, con una expansión del 15% al año, dijo Fernando Echeverri, presidente de la Asociación Mexicana de Blindadores de Automotores (AMBA).

Una importante funcionaria del aparato de seguridad del estado occidental de Michoacán fue emboscada el año pasado por individuos que emplearon rifles de asalto, granadas y un poderoso rifle calibre 50. Su auto blindado fue destruido, pero ella sobrevivió.

Echeverri, un colombiano que se trasladó a México para abrir un negocio de automóviles blindados, dijo estimar que este año se blindarán en México unos 2.300 coches, en comparación con 1.200 en 2007.

“Antes, la empresas compraban autos blindados para la cabeza del negocio, y en el gobierno, sólo los tenían el presidente y los secretarios”, dijo Echeverri. “Hoy en día, la empresas quieren proteger a todos los directores y hasta los gobernantes a nivel municipal los están comprando”.

“Ha sido un efecto multiplicador”, sostuvo Echeverri.

La obsesión con la protección no se agota en los automóviles. El colombiano Miguel Caballero tiene un negocio en Bogotá que vende prendas capaces de resistir disparos, como guayaberas y chaquetas.

En las últimas dos décadas, su negocio ha crecido de manera constante y el año pasado alcanzó ventas de alrededor de 20 millones de dólares, dijo Caballero. Ahora tiene sucursales en México y Ecuador, así como 23 distribuidores en varias partes del mundo. Indicó que sus clientes en América Latina incluyen presidentes y hombres de negocios.

“Latinoamérica atraviesa por un momento donde la gente está experimentando inseguridad, riesgo, y siente que necesita más protección”, dijo Caballero.

En Venezuela, Rojas expresó que la chispa que lo hizo buscar el blindaje de sus autos fue cuando un hombre en una moto con una pistola trató de asaltar a su padre mientras conducía por un barrio pobre de Caracas. El asalto fracasó, y desde ese momento Rojas decidió que “uno tiene que tomar cartas en el asunto a nivel de seguridad personal.”

Caracas tiene ahora alrededor de dos decenas de empresas de blindaje de automóviles, manifestó Antonio Padrino, cuya compañía Astron Security entrega cinco coches al mes, en promedio. Dijo que planea mudarse el próximo año a un sitio donde pueda aumentar su producción y mantenerse al día con la creciente demanda.

“Vista la inseguridad, que cada vez es más grande en Venezuela, pienso que lamentablemente es un negocio que va a duplicar su producción en muy corto plazo”, agregó.

AP

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